Ayer volví a las clases después de los problemas que tuve la semana pasada. Cuál fue mi sorpresa al ver que estábamos nada más y nada menos que 16 alumnos. Lo normal suele ser que estemos 8 o 10. De los 16, la mitad exácta, chicos jóvenes nuevos que se ve que todavía no saben como hay que compotarse en un tatami puesto que aquello parecía un patio de colegio mientras entrenábamos.
La verdad es que teniendo en cuenta que no andamos precisamente sobrados de sitio, ya con 10 andamos justos, tanta gente y tantos novatos, fue un poco agobiante. Pero bueno, así apredendes a hacer las técnicas aprovechando mejor el espacio, siendo más lineales. La otra solución es, como ya hicimos en varias ocasiones, el trabajo en grupos. Uno al centro y a hacer las técnicas al resto.
Lo más importante es que he vuelto a entrenar, que tenía muchas ganas, que la espalda me respeta y que nos pegamos una buena sudada, que nunca viene mal.
A ver si hablo con Juan y nos dice algo de los exámenes, porque aunque el conocimiento va por dentro, siempre hace ilusión saber que vamos mejorando.
Ya lo tengo
Hace 10 años
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